Tarima flotante y otras características

La tarima flotante revolucionó hace unos años el mundo del suelo de madera, es versátil, fácil de mantener y se adapta a estilos muy diversos de decoración.

La tarima flotante es muy práctica y puede imitar a diversos materiales como la madera natural o el parquet, piedra o cerámica, así que podrá colocarla tanto en viviendas modernas, clásicas, rústicas o locales comerciales.

Además es un material con un mantenimiento sencillo y fácil a la hora de limpiarlo ya que la capa superior de la tarima protege el material de manchas y otros incidentes.

La instalación también es sencilla, simplemente es necesario poner una espuma para la base y luego encajar poco a poco los diferentes tablones. Además puede colocarse sobre numerosas superficies sin necesidad de quitarlas, por lo que su instalación es un proceso bastante rápido.

Otro de los beneficios de la tarima flotante es que es resistente, no pasa nada si se derrama algo y no se decolora con el paso del tiempo, además de ser resistente al uso o el tránsito de personas también lo es a la formación de moho y de bacterias.

Estos suelos pueden instalarse enseguida, no hace falta que se asienten en un determinado ambiente para aclimatarse a la temperatura y la presión, se adaptan de inmediato.

Pese a que son unos suelos recomendados por fabricantes y carpinteros y con buenos resultados, siempre hay algún inconveniente como su acabado que no puede ser barnizado, solo tienen una capa que protegerá estos suelos del desgaste. Esta capa con el paso del tiempo se va degradando y podrían aparecer arañazos en la superficie de los materiales laminados. En ese caso habría que reemplazar la tarima.

Las tarimas flotantes al pisarlas pueden producir algún sonido que puede hacer que el material parezca falso o no resistente, aunque es solo una sensación.

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